Se dice que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad tienes que cambiarlas tú con el paso del tiempo y con la ayuda de Dios. Pon de tu parte y confía en el Señor que hará la suya.
Sé que no es sencillo, pero debes mantener la alegría en medio de la angustia. La diferencia entre las personas felices y las tristes no es la ausencia de problemas sino la actitud con que se enfrentan.
Revisa tu vida en este momento y date cuenta si las actitudes que están teniendo son coherentes con las metas que deseas alcanzar ¡Persevera y sigue luchando por tus sueños!
Ten en cuenta que a veces las cosas no saldrán como deseas, y con eso Dios puede decirte que tiene mejores planes para ti. Dios es tu amparo y fortaleza, tu pronto auxilio en las tribulaciones.
Repite ahora: "Señor, gracias por la vida. Dame las fuerzas que necesito para hacer realidad mis sueños. Dame la fortaleza para enfrentar los problemas y poder transformarlos en bendiciones".
"Yo te invoco desde los confines de la tierra, mientras mi corazón desfallece. Condúceme a una roca inaccesible, porque tú eres para mí un refugio y una fortaleza frente al enemigo". (Salmo 61,3-4)
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