viernes, 21 de diciembre de 2018

Un bebé puede tener cancer

Yo no sabía que un bebé podía tener cáncer”, cuenta Laura. Su bebé, Isabel, tenía tan solo 6 meses cuando los médicos resumieron con la palabra cáncer la leucemia mieloblástica aguda que padecía. Entonces, Laura, su madre, fue consciente por primera vez de que un bebé tan pequeño como su pequeña Isabel podía padecer una enfermedad tan grave. “La primera noche tuvimos que dejarla en la UCI, nos dijeron que no sabían si iba a poder pasar la noche… No pudimos pegar ojo pensando que nunca más podríamos ver a nuestra hija”, cuenta Laura. Aquello fue el inicio de una odisea. Uno de esos viajes sin descanso en los que sus padres se dedicaron a cuidar y acompañar a un bebé que luchaba por su propia supervivencia. “Isabel sufrió durísimas sesiones de quimioterapia…con vómitos, malestar, llagas en la boca…Fue muy duro”, relata su padre, Daniel. Isabel necesitaba un transplante de médula que no llegaba: no encontraban donante que fuera compatible. En un momento profundamente crítico, los médicos decidieron que fuese su padre el donante de médula para la pequeña. Aunque cualquier progenitor es compatible al 50%, se trata todavía de una opción en fase experimental. Fue entonces cuando el rumbo de esta odisea familiar dio de pronto un giro hacia la luz: el cuerpecito de Isabel reaccionaba positivamente al transplante y aunque hacia falta tiempo para estar seguros, la familia con la pequeña a la cabeza regresaba, por fin, a su casa. Han pasado casi tres años de aquellos días. Isabel, completamente sana y sin dejar un solo segundo de jugar, sigue tripulando hoy esta nave que llamamos vida sin que ningún meteorito gigante interrumpa ya su camino.

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