Viendo lo enganchados que estamos a los móbiles y ordenadores causando la ausencia de conversas entre familiares me recuerda lo afortunada que fui en mi infancia y mi juventud. Las charlas en la mesa comiendo con los abuelos, los tios, con los hermanos y los padres. Qué dicha más buena y sana. Recuerdos que a pesar de haber pasado más de 35 años, hay muchos recuerdos de entonces que permanecen en la memoria. Los padres de hoy y los hijos de hoy, la mayoría ignorarán el verdadero lazo familiar como fué el nuestro. Es una lástima porque el tiempo vuela y el pasado ni regresa ni se recupera....
jueves, 11 de julio de 2019
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