viernes, 1 de diciembre de 2017

Triste soledad

Hoy he atendido a una señora mayor de unos ochenta años. Sola sin hijos ni maridos ni familia alguna. Había sido voluntaria en el mismo hospital donde estoy yo. Lloraba desconsolada y agarrándome  las manos con fuerza rogándome que no quería volver a su casa. Que no quería  estar sola. Que quería morirse. Su marido murió hace dieciocho años de cáncer. Había sido carpintero y lo conoció en la casa donde ella trabajaba. Pasaron los años pero los hijos no vinieron y fueron felices mutuamente hasta que se quedó viuda. La soledad, los años, los recuerdos, la salud que ha mermado muy rápidamente  en poco tiempo. La depresión se afianza en su mente y de aquí no encuentra salida.  Regalarle unas horas a personas cono ella no tiene precio.
Quizás deberían pensar los políticos  en hacer leyes donde haya atención domiciliaria a personas solas. Voluntarios que vayan a a hacer compañia, a hacerles la compra.
Me voy a la cama muy triste . Aunque le he leído  algunas páginas y le he dado conversa  me quedo triste por no poder hacer más. Falta tanto amor para dar y recibir....
Yo también estoy cansada. 
Pero hay que levantarse pensar en positivo y seguir adelante. Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario