sábado, 28 de marzo de 2020

La lucha en primera persona

Hoy ha sido un día terrible. Sólo empezar la mañana una compañera se ha acercado a urgencias por que se ahogaba y tenía fiebre y tos. Las demás estábamos preocupadas. Aún así, cada una hemos ido a nuestra planta. Los protocolos aumentan cada día,. La situación se va compicando y de 31 camas que tiene cada planta, hoy nos han hecho sacar de las habitaciones individuales la butaca y el sofá cama, para agregar otra cama más, así en vez de 31 camas, pasaremos a 42 camas. Montamos las cajas industriales donde metemos los sacos rojos de cada habitación previamente atados con bridas y metidos en otro saco con otra brida más y dentro de la caja. Nos cambiamos la bata verde, los guantes en cada habitación. Desgraciadamente la mascarilla es la misma para toda la jornada laboral. Los ingresados están solos, preocupados, y tristes, el que puede comunicarse, claro. El que está más grave, lleva la mascarilla y está dormido y luchando entre la vida y la muerte. Hoy me ha tocado llorar. Llorar de impotencia por ver, o mejor dicho por no ver al enemigo que está atacándonos. Hay momentos que me fallan las fuerzas, los áñimos y las ilusiones de que mejore esta situación, pero me temo que esto está para seis semanas más, creo yo. Hoy lo dejo aquí. Necesito desconectar y mañana seguiré, hay una hora menos para dormir por el cambio de hora. No hay fiesta esta semana . No hay personal y hay que trabajar con conciencia y sin perder los nervios.

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