martes, 8 de marzo de 2011

Por la calle estrecha y oscura caminaba un hombre con las manos levantadas. La gente se lo miraba pero nadie podría imaginar que tras ese hombre, "alguien"le apuntaba con una pistola en la sien. Él era el único que vivía en su piel un terror inimaginable a los ojos de los demás. Todos podíamos ser ese hombre que caminaba a oscuras y con su futuro pendiente de un hilo.
A cada paso su sudor era derramado por su cara y pelo y la angustia estaba reflejada en su mirada.
En la imaginación de uno, corren historias de miedos, tristezas y sensación de fracaso. Unos piensan en suicidarse para terminar rápido con su agonía. Otros siguen luchando contra viento y marea porque saben que al final su destino es la muerte.
Tengo mucho sueño , pero intento mantenerme despierta para disfrutar de esos minutos de más que nos regala la vida.
A pesar de la sequía, las malas hierbas luchan por hacerse camino y salen verdes y fuertes de entre las piedras. Con sólo la humedad de la noche les es suficinete para vivir en un espacio tan limitado que nunca se van, siempre están allí.
La luz del alba se refleja a través de la ventana de la habitación. Un nuevo día me regala la vida. Me levanto y me refresco la cara dando gracias por ese nuevo despertar. Gracias por amar, gracias por sentir que hay un algo en qué luchar a cada paso que se dá.

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