lunes, 23 de noviembre de 2009

"Bajo la sombra del limonero"

La primera vez que pasé frente a la masía, me quedé prendada de su belleza antigua. Durante muchos años había ido y venido por su vera sin pararme a contemplarla de cerca. Pero aquella mañana, cuando bajé del coche y caminé hasta su entrada principal mientras cerraba mis ojos, olía el aroma a tomillo y hierbas silvestres por doquier, que llenaban de placer todos mis sentidos.
Frente a la entrada principal se erguía un hermoso limonero, lleno de fantásticos limones verde amarillentos. Su olor era intenso y agradable, cómo hacía muchos años atrás olían los frutos a su aroma natural, porque hoy en día, desgraciadamente, no podemos decir lo mismo. El sol se alzaba allá arriba y el calor empezaba a hacer estragos haciendo que me quitara la rebeca que llevaba sobre mi camisa blanca. Bajo el limonero, una mesa con dos sillas se escondían de sus rayos de luz.
Desde allí, nunca hubiera imaginado que no dejaría de escribir hojas y hojas de papel inspirada en la madre naturaleza. Las horas volaban sin apenas darme cuenta y la inspiración se acrecentaba en cada frase escrita.
Imaginaba que algún día cuando tuviera nietos, podría sentarlos en mi regazo y contarles mis historias de juventud y adolescencia que escribí bajo la sombra del limonero.
Me tocó vivir un fuerte año de crisis mundial que no se había vivido desde los años treinta. La población entera vivía consternada por los acontecimientos que nadie hubiera prevenido y llegó a causar mucha banca rota, muchos desahucios, mucha miseria, e inseguridad por el futuro. Pasarían meses de recesión y miedo a que el trabajo se terminara porque aquello era una cadena que iba arrastrando a todo ciudadano de a pie.
Llegó el invierno. La chimenea encendida. La música de Miles Davis sonando desde el compact disc. Y tras la ventana del gran portalón, sigo mirando hacia fuera viendo cómo el día se acorta y la noche se hace oscura dejando asomar su blanca luna en el horizonte.
Noche de sábado a domingo. El viento no deja de soplar con fuerza. Escucho las hojas de un árbol azotando los cristales de mi habitación. La lluvia empieza a caer con tanta bravura que termina escuchándose un ruido estrepitoso de cristales rotos en mil pedazos. Asustada bajo las escaleras corriendo y encuentro la ventana abierta y trozos de cristales en el suelo. La aceitera derramada sobre la mesa de madera y un par de platos desquebrajados alrededor. Recojo todo el estropicio y vuelvo a la cama, arropándome, buscando calor y regocijo bajo el edredón. El silencio regresa de nuevo. La lluvia y el viento desaparecieron. Llega la calma y el sueño se apodera de mí hasta caer rendida.
Suena el despertador. Son las siete de la mañana. La radio se ha encendido automáticamente y escucho las noticias del día. Nuevas elecciones en América. Por primera vez en la historia, un hombre de raza negra gana las elecciones por una mayoría impresionante. Quizás él pueda darle la vuelta al mundo y hacer que la confianza y la esperanza regresen a cada uno de nosotros.
Podríamos hablar sobre la sociedad que nos rodea. Todo ha cambiado tanto en tan poco tiempo que se me eriza la piel. No hay apenas disciplina, ni hay humanidad, ni hay sentimientos. Hay tantas cosas innecesarias que no me extraña que estén las personas tan ahogadas. Los miedos viven dentro de nosotros a cada paso que damos. Nos sentimos inseguros, observados y a veces manipulados. Y te das cuenta cómo el grande se come al pequeño con una frialdad corrompida.





Cuantas veces al levantarme quisiera tener una varita mágica y arreglar el mundo, como en mis sueños de aventuras e historias fantásticas e inimaginables. La realidad supera a la ficción. Pero no dejemos de soñar, de tener ilusión. No dejemos de ser uno mismo sin ambición, y si a veces nos equivocamos debemos buscar la manera de rectificar y saber pedir perdón. Siempre hay un motivo para hacer sacar la sonrisa de alguien. Cada día en mi masía era particular, singular y a veces diferente. Caras nuevas y conocidas pasaban frecuentemente a visitarme. Era el espacio íntimo que buscaba una persona. El lugar donde se puede uno olvidar por unos momentos de sus problemas. Ese ambiente que te envuelve, esa conversa que te alienta, esa exquisitez de cocina casera que preparaba.








El despertar de aquel domingo, tras un sueño confundido e inexplicable me dejó pensativa por saber qué significaría. Soñé que me encontraba en una oficina tras una mesa , como si yo fuera la administrativa, y cuatro personas estaban frente a mí, al otro lado de la mesa y estábamos todos inmóviles , como esperando que alguien diera las órdenes del trabajo que debíamos desempeñar. Sin darnos cuenta apenas, pasaron las horas y la sirena de la empresa sonaba a su fin del día laboral. Todos iban abandonando la oficina y yo fui al baño para asearme y al salir, me di cuenta que la puerta estaba cerrada y no podía abrir, gritaba alto para saber si alguien podía oír mi reclamo. Empezaba a ponerme nerviosa, hasta que de repente una mujer, abrió la puerta; imagino sería la señora de la limpieza, me enseñó un timbre automático que era el que abría la maldita puerta. Salí corriendo sin dirección y sólo pensaba que nadie me había dicho a qué hora debía regresar al día siguiente, ni que tipo de ropa debía llevar. En ese instante me desperté. Me fui a darme una ducha y durante media hora dejé que el agua templada bañara mi cuerpo. Si supiese su significado, la preocupación de que fuese una premonición de un futuro incierto, no deja de rondarme por esta cabecita loca mí.


Siento como si estuviera perdida en el desierto. Hay tanta calma que incluso escucho el viento entrando a través de las paredes. Hola, hola, hay alguien? . Nada.
Ponerle un mantel color cereza a las mesas, creo que quedará precioso con esta decoración tan rústica. Las copas de plata, los cubiertos de alpaca, los platos de cerámica, muy bien. Parece que va tomando color el comedor. Empieza a tener personalidad y comodidad. ¿y si le pongo la alfombra? Le daría ese toque de invierno que necesita. Espera, la voy a buscar. No sé cuantos años debe tener, la pobre está un poco vieja y algo descolorida. Si supieran que me costó sesenta euros limpiarla en la tintorería, me dirían que estoy loca, pero fui engañada por la dependienta cuando se la llevé y al preguntar a cuanto salía, me dijo a quince euros, dio por sentado que yo debía saber que ella se refería al metro cuadrado. Pero en fin, pagué la novatada. Siempre seguiré pensando que podía haber comprado dos buenas alfombras nuevas.


Finales de noviembre y sin darnos cuenta apunto llegan las navidades. Aunque parezca para muchos una época de felicidad y regalos, para otros les llega la melancolía y tristeza, algunos por coincidir con el aniversario de la pérdida de algún familiar suyo. Es curioso que en muchos países cuando se muere alguien, lo celebra sabiendo que su ser querido pasa a una mejor “vida”. Y los tiempos son tan cambiantes que hoy en día se celebran hasta los divorcios. Así que siempre quedará la persona que no entienda esta clase de fiestas.
Estos últimos días corren noticias de una joven inglesa de catorce años que tiene leucemia y que ha pedido que la dejen morir, pese a que está pendiente un trasplante que le alargaría la vida diez años. Creo que tiene que ser muy valiente y la admiro por ello. Espero y deseo que se cumpla su voluntad. La madurez no está en su corta edad. Está en su dura vida que la ha hecho madurar mucho más que cualquier niña de su edad.
El día pasó tan rápido que por unos momentos cerré mis ojos, y soñé despierta. Me había enojado al perder mi pent drive, con hojas y hojas escritas de un momento de inspiración. Estúpida de mí, vuelvo a caer en descuidos. Será la edad…







Lunes por la mañana. Un señor moreno, de unos treinta y tantos conducía su vehículo viejo, medio destartalado por una carretera de segunda, cuando cerca de un desguace, un coche de la autoridad lo obliga a detenerse frente a ellos. Le piden que baje del coche y le dicen que van a desmontar su coche en busca de drogas. El señor le habla con educación pidiendo que hagan traer a un perro especializado en husmear, pero que su coche no se desmonta, si luego no lo van dejar igual. Mientras esperaban al perro policía, ese hombre se acercó a otro individuo que estaba a pocos metros de él, recomponiendo las piezas de su vehículo, como si de un rompecabezas se tratara. Una hora después, llegaba una patrulla con el perro, el cual después de rastrear todo el coche, no hizo ningún movimiento sospechoso de nada especial. Entonces, los agentes se dirigieron al señor y le obligaron a subir a su vehículo para llevarlo al hospital donde le hicieron una radiografía a fin de poder encontrar substancias estupefacientes en el interior de su estómago. Una vez más, no encontraron nada, tras más de cuatro horas retenido, le pidieron el carnet de identidad. Una vez tenido en las manos del agente, éste lo miró a la cara y bostezó:- Ah ,usted no es magreví????, es español???? Aquellas palabras le repetían como eco en sus oídos, y cualquier disculpa, no era procedente después de haberle echo pasar por todo aquel calvario, con lo fácil que hubiera sido desde el principio pedir su documentación. Entonces el señor exigió que se le acompañara de nuevo a su vehículo. No sin antes pedirle el número de agente para poder hacer la reclamación pertinente. Durante aquellas horas, su mujer, no cesaba de llamar al teléfono móvil, desesperada por su callada por respuesta. Un incidente que recordarían y que les haría pensar, cómo por tu aspecto, puedes llegar a pasar por situaciones tan incómodas como aquella…..






Martes. Madrugada de un día de fiestas mayores de pueblos y aldeas. Maria, a pesar de ser joven, tenía una niña de tres años, fruto de una relación pasajera. Ella era demasiado alocada e inconsciente y no imaginaria que su actitud, llegara a terminar en una tragedia. Javier se presentó a la casa con un ramo de flores rojas para impresionar a su joven amada. Estaba loco de amor por su belleza y su sensibilidad. La convenció de salir esa noche un rato a bailar a la plaza del pueblo. Ella pensó que mientras su niña dormía, nada habría de malo dejarla una hora a solas dentro de su cuna. La encerró con llave y salió con una sonrisa cogida de la mano de Javier. La música y los constantes halagos de ese chico, anularon el tiempo, y su reloj se quedó parado sin darse cuenta que ya habían transcurrido tres horas desde que partió de su casa. De regreso a ella, dos cuadras antes de llegar, visualizaron unas enormes llamaradas saliendo de un edificio, conforme iban acercándose se dieron cuenta que la casa que ardía era la suya. María empezó a gritar y correr con lágrimas en los ojos y gritando:- “ Marta, Marta”….. A la niña la encontraron muerta y carbonizada dentro de su cuna donde su madre la había dejado horas antes. El dolor y la impotencia, mezclada con la imprudencia, estaba marcada en la cara de María.





Miércoles.
Antonio e Irene hace veinte años que trabajan en la misma fábrica. Tienen dos hijos en común, Miguel, y Miriam, que tiene síndrome de Down. Tras una lucha de diez años buscando a un segundo hijo, y cuando por fin lo consiguen, la vida les da un hijo con discapacidad. Este echo los hizo más unidos y lucharon codo con codo. Cada tarde después de salir de trabajar, se dedicaban a ir a una asociación para personas con síndrome de Down, y allí les ayudaban, les comprendían, y compartían experiencias similares con otros padres. De repente, la empresa donde habían trabajado toda su vida, se declara en quiebra. Empiezan a hacer suspensión de pagos, y les dan unas semanas para terminar. Con una paga mísera y la parte proporcional a los años trabajados, sólo pensaban en cómo podrían reconducir sus caminos en un nuevo trabajo y cómo pagar la hipoteca y los gastos que debían. Aquello era una pesadilla que estaba pasando en muchas casas de alrededor del mundo, debido a la fuerte crisis que hacia meses había empezado.
Irene se armó de valor y empezó a dar voces a través de la asociación para poder encontrar trabajo. Una luz apareció y los dos pudieron empezar a trabajar en la asociación ayudando a otros niños con problemas y aquello que al principio parecía un miedo a quedarse en la calle, los salvó del naufragio, la fe que ambos tuvieron y la lucha constante en que se embarcaron desde la primera vez.






Jueves. Julián llevaba cinco años de noviazgo con Carmen y estaban ilusionados haciendo preparativos para su próxima boda. Hacia dos semanas les habían entregado las llaves de su nueva casa. Tenía un jardín y un pequeño riachuelo cercando la parte trasera. Era primavera y todo estaba de mil y un colores. Flores y enredaderas enlazando la valla de madera. Todo parecía como un cuento de los que cuentan cuando eres niña. Se casaron en una pequeña ermita que había en la montaña del pueblo. Ella lucía un sencillo vestido blanco de gasa. Él vestía un traje oscuro y pajarita color crema. De invitados, justo la familia más cercana y cuatro amigos de juventud. Todo salió perfecto. La ceremonia, y el pequeño banquete que organizaron tras su boda.
Pasaron pocos meses después del evento, cuando a Julián le habían ascendido en su trabajo y le dieron el resto del día libre para que pudiera celebrarlo con su esposa. Llegó a su casa emocionado, y cuando abrió la puerta se encontró con un inesperado incidente. La música sonaba demasiado fuerte. Se acercó hasta el dormitorio, de donde salían risas femeninas e inocentes, y al abrir la puerta, su esposa estaba en la cama con otra mujer. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su corazón se encogió como un puño y sus ilusiones se desvanecieron en un abrir y cerrar de ojos.
No se sabes si el sentimiento de ser traicionado por otra persona cuando todo era color de rosa, es tan decepcionante cuando te das cuenta de que no conocías a tu pareja tan bien como tú creías….Carmen ,sólo se llevó dos maletas con su ropa y se alejó susurrando un – lo siento- mientras se alejaba de su casa…





Viernes.
un matrimonio de mediana edad sin hijos , pero con su querida mascota niebla, un chiuaua de catorze años, decidieron irse de vacaciones a Japón. La llegada al hotel de cuatro estrellas fue fantástica, muy cómodo, elegante, con grandes rascacielos. Subieron a la habitación para desempaquetar el euipaje y bajaron a recepción piíéndole al recepcionista que porfavor le guardasen a su perrito mientras iban a cenar.
Se sentaron a cenar y les trajeron la bebida y un entrante que disfrutaron tranquilamente, tras terminar las delicatessen, el camarero se acercó a ellos con una gran bandeja de plata y su tapa aconada. El camarero abrió la tapa y tras la impresión de ver aterrorizados las caras del matrimonio ,no podían creer que su amada mascota, su querida niebla, había sido guisada y se la servían de cena. La señora empezó a sentir que le faltaba el aire y entró en un ataque de ansiedad. Al marido un amago de infarto y esas lindas vacaciones se convirtieron en un mal sueño hecho realidad. Aquella noche decidieron anular el resto de sus vacaciones y regresar a casa, esta vez sólo dos, con un amargo sabor de boca, y el corazón roto que nunca llenaría el vacío dejado por la pérdida de su querida mascota Niebla.


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dia 1 de septiembre de 1978, han comenzado las clases en los franciscanos. Los niños de toda España han ingresado en el internado donde cursaran sus estudios hasta el verano que viene, que regresen a sus casas con sus familiares y amigos.
Todo parecía ir transcurriendo sin ninguna anomalía aparente. Los niños impartían sus distintas clases dirigidas por los curas de la escuela franciscana, alguna tarde a la semana después de las clases los niños iban al gimnasio a hacer deporte. Durante mucho tiempo pasaban cosas extrañas porque en hora de la cena los niños no se presentaban al comedor y muchos padres llamaban desde sus distintas ciudades para hablar con sus hijos. Después de semanas con incertidumbre, una comisión de padres se decidió presentarse in situ para ver qué pasaba con sus progenitores. Cuando llegaron al atardecer, cual fue su sorpresa que vieron todo con las luces apagadas, el comedor preparado para la cena vacío y se dirigieron al gimnasio dónde encontraron al Padre ……….. abusando de los niños en los vestuarios. Uno de aquellos niños decía que era el ejercicio típico de cada tarde, con apenas siete años, e inconscientes de saber diferenciar lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto, sufrieron continuos abusos sexuales. Aquello salió en los periódicos de la zona y el Padre fue expulsado del Centro. Unos años más tarde, no muchos más, se abrió una escuela pública en la vecina localidad de dónde habían pasado los tremendos sucesos. Lo que nadie esperaba es que aquel padre fuera aceptado como profesor de educación física y volviera a abusar de otros niños. Otra vez, las portadas de los diarios locales se impregnaban de sucesos antisociales y desvergonzados. Sólo rogar a Dios que no volviera a suceder. Y que cuando un niño viene a ti contando una historia, deberíamos escucharlo y intentar descubrir cuanta verdad hay en sus palabras.





Diecisiete de abril : Parecía una noche tranquila, sin sobresaltos hasta que apareció un grupo de once mujeres en el restaurante. Eran inglesas y sólo entrar me pareció haberme transportado a los estados unidos. Vestidas con trajes palabra de honor y minifalda, tacones de órdago con bolso a juego, rubias (quizás alguna de bote…) y un olor a perfume que te tiraba atrás…
Se dieron a conocer como clientas del hotel cercano al restaurante y las senté en la mesa imperial. La más bonita y elegante de todas las mesas del comedor. Se les invitó a una copa de cava que aceptaron con agrado. Dos minutos después, una de ellas, la que parecía que llevara la voz cantando, se levantó, agarró del brazo al maitre, lo llevó al bar y le explotó con gruñidos que aquella carta era muy cara, que en su país todo es muy barato. Se bajó el top enseñándole el sujetador y diciendo que valían tres euros, seguido de su tanga que valía un euro…. Un espectáculo denigrante…. Entonces el maitre le comentó que aquel, era un restaurante de buena calidad y que es lo que era, y si no hubiera sido por que venían del hotel, daros por seguro que se hubieran ido a la calle….Lo que hay que aguantar en la hostelería…


















Pensamientos de un lunes cualquiera

Cada vez veo más arraigado el confinamiento y más lejana la libertad, encarcelada entre estas cuatro paredes…
A veces no sé si es de día o de noche, no sé si llueve o el calor ha llegado trayendo la primavera. Y siento frío en las noches, y siento un vacío que no lleno.
Dónde quedaron los sueños, dónde la esperanza de la felicidad, de vivir la vida. Llevo tantos meses largos cansada…y a pesar de ello alguna vez esbozo una leve sonrisa, y lo más tonto me hace reir. Nadie puede entenderme, nadie vive en la piel ajena, nadie es dueño de nadie y a veces la soledad es el único amigo
Las facturas no dejan pagar la renta de la casa y a duras penas se puede cobrar un pequeño sueldo para cubrir los pagos, maldita crisis…..El limonero vuelve a sacar su flor, y pronto sus frutos volverán a dejar su olor y a poder ser saborearlos. Quizás haya cambios, los necesarios para poder pensar en el futuro. Maldita cárcel……



















En los años setenta y ochenta ,asiduamente podíamos pasear con la pareja bajo la luna recorriendo la arena de la playa y dejando que el agua del mar mojara los pies, sintiendo esa sensación fresca y ese olor tan particular de playa. Eran muchísimas las parejas que a escondidas, se fugaban en un rincón particular.
Alberto y Rosa llevaban más de un año de novios, y sus veinte años estaban a flor de piel. A Alberto se le había estropeado su coche y le pidió a su compañero de trabajo si podía dejarle el suyo, ya que había quedado con su novia aquella misma noche y su mecánico todavía no tenía arreglado el vehículo. Sin ningún inconveniente Alberto se llevó el coche de Paco hasta el día siguiente. Recogió a Rosa frente a su casa y se acercaron a su lugar favorito, el Faro. Era primavera y el amor se enredó entre el ardor y el deseo. Empezaron a besarse, a acariciarse y finalmente terminaron desnudándose. De repente, los faros de un coche se reflejaron tras ellos y Rosa levantó su cabeza. Asustada y como si del mismo demonio se tratase le gritó a Alberto: “Corre, corre… que la muerte nos acecha…” Alberto echó su mirada hacia atrás y al ver que el coche que les alumbraba era el mismísimo coche fúnebre, sin vestirse ,ni calzarse, le dio a la llave del contacto, apretó el acelerador y salió corriendo playa arriba hasta las afueras donde frenaron y se vistieron, pálidos, sin cruzar palabras y pensando que quizás Dios les castigaba por sus “juegos” sin estar casados….
A la mañana siguiente su compañero le pregunta que si no le había pasado nada extraordinario la noche anterior. Y Alberto sorprendido le cuenta, nunca más iré de noche con la novia al faro… Paco se reía diciéndole que su hermano lo había llamado para decirle :- menudo susto te dí anoche ,eh???? Como no sabía de qué hablaba le dijo que había visto su coche y se acercó para asustarlo. Lo que no sabía era que te había dejado mi coche y que tú no sabías que mi hermano trabaja en la funeraria….

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